Las cosas apiñadas en mi habitación
brillan cual señales del camino de donde provinieron:
alcancías de mi niñez
banderas matriarcales
relojes sin funcionar...
Otras se convierten en recuerdos
que recorro con la destreza de un cisne
cosas de la materia traídas
desde la vuelta de la esquina
o de paseos distantes
que punzan ahora en libreros y anaqueles,
seducen al goce y hurgan mis penas
inagotables
sin fronteras:
pinturitas originales desde Lisboa o Perú
diplomas relucientes o arrumbados
archivos repletos sin consultar...
Cosas que el ojo esculca
de lado a lado
de forma en forma
trastocadas desde el amanecer
hasta la sombra callada de mi hogar:
mascarillas que evitaron un virus
casetes nunca vistos o escuchados
el polvo acumulado en un cuadro feliz...
Cosas que la terca mirada
quiere aún revelarles su secreto
exprimir su vacío
encontrar ese rasgo
que las hace distintas cada día
y se vuelven
de nuevo
una sorpresa...