La autopista hacia Lake Tahoe aburre...
tanta eficiencia y perfección sin ningún bache
es un hastío...
Llegas sin mortificación a un cuerpo de agua dulce
de millones de años y casi treinta millas de amplitud.
Ni siquiera preocupa la elevada gasolina
--un crimen de verdad, querida Chevron!—
ni dónde pernoctar, ni alimentos a ingerir
todo es seguro y ya previsto...
¿Qué tal un chapuzón que te congela?,
¿Qué tal las ciclovías de los alrededores?
No las soportas por la edad,
es el cuerpo que envejece—me justifico.
La autopista hacia Lake Tahoe
lleva hacia un sol sin nubes que cae directo
y recarga baterías solares al instante
a pesar de la sombra de los bosques…
Ni siquiera se interrumpe el Internet,
señal que recibo en cualquier lado
y entonces te someten otra vez:
hay que laborar la clase Online
cincuenta migrantes asfixiados en Texas
el aborto ha sido de nuevo prohibido
un psicópata asesina en otra escuela
la sequía y los incendios atacan al país
la angustia del estudiante que solicita un zoom...
Mejor haces morir de nuevo el celular
que encenderá los pendientes hasta el lunes
y regreso sobre la autopista de Lake Tahoe
que sigue ahí perfecta, desinformada, plácida,
mientras me acerco irremediable al mundo
con sus desmoronamientos cotidianos…