Mi cuerpo se despoja de las calles…
viene del edificio,
de sobrevivencias y cobranzas
de mares,
continentes
y a veces desde algunos escondrijos
pero siempre acaba aquí,
consumido en fragmentos…
Mi cuerpo ahora no es lluvia
ni sigue a las estrellas
tampoco es polvo
ni acompaña a los pájaros…
Atado al suelo
oculto entre voces y miradas
mi cuerpo
rueda sobre la anónima banqueta,
husmea una ventana
sube
y baja
escaleras
guiado por letreros
y momentos
sin saber por quién ni dónde...
Mientras,
sonriente y desde atrás,
la historia intenta
el salvamento de otro hombre…
Mi cuerpo
no obstante
crece en suficientes direcciones,
brota en alguna jornada
y en la hilera de los autos
o va como un robot,
lo sé,
cumpliendo una misión
por alguien programada
y a veces es feliz
cuando se encierra aquí,
conmigo,
y platicamos solos
como lo hacemos
en esta misma noche:
Mi cuerpo y yo
al fin
ya somos uno...
(*) Del poemario Los días primigenios.1ra. Edición en Estados Unidos.
115 páginas. Serie Sentimiento # 14. Coedición: Editorial Orbis Press. Turlock, California, USA. Editorial Giraluna. Caracas, Venezuela. Más información y para adquirirlo:
http://www.orbispress.com/imagenes/sentimiento/los-dias-primigenios.htm