Fíjate que la noche aún no se termina
que estoy como perdida
en una oscuridad que desconozco
y que voy solitaria entre los laberintos del misterio
únicamente guiada por la luna…
Fíjate que llegué aquí
casi sin proponérmelo
como empujada por el temor a la muerte,
a la sequía de mi cuerpo y los vacíos de mi mente,
jalada, ave nodriza,
no tanto por costumbres y ciertas tradiciones,
sino por un polo norte
que mueve las agujas de las brújulas sin darse cuenta,
segura de que hay ya no un desierto
ni muros que me estanquen,
sino un colosal destino
un paraíso ya hecho
o que hay que fundar…
Fíjate que hay veces
me gana la tristeza en este deambular,
que me invaden colores azules y morados
que brotan de mis lágrimas
al recordar raíces y pasados de pueblos y familias…
Fíjate que ya no me escondo
que han desaparecido,
que he desaparecido,
esas penas, vergüenzas y controles
que me escondían entre paredes y cuartos
haciendo agachar mi cabeza en silencios,
mis gritos reprimidos de protesta y esperanza…
Fíjate que ya no estoy así,
ahora exploro no solo los caminos
que voy viendo a mi paso,
sino también los erigidos libremente por mí…
Fíjate en eso, en mucho más,
que voy
tanteando
probando
experimentando iniciativas
soluciones
y salidas
para saber exactamente
a qué se dedicarán mis fuerzas y mis inteligencias,
no solo para colocar seguros alimentos en la mesa,
si no, además,
para crear inéditos arraigos,
despuntarme, despuntarnos,
hacia insólitos inventos,
nuevas artes y edificaciones
construidas por mí
que marcarán mi estirpe
sobre este suelo fresco
al que ya le descubro sus retos y secretos….