Siempre quise guardar
tu nombre
pero no pude
porque se escabulló en el aire
del descuido y la distancia.
Incontenible
tu nombre,
quería conservarlo
traerlo por ejemplo
colgado en el llavero,
en un anillo
y en la agenda del día,
como un pendiente
como una prisa eterna
que acompañara
los pasos con que vivo.
Tener tu nombre a diario,
mencionarlo
sentir cada letra rozando mi garganta,
intempestivo
desde mis dientes hasta el mundo.
Tu nombre
¿cómo era?
Hasta lo tuve estampado
en documentos terrestres
y celestes
brillando estelarmente en
recámaras nocturnas.
Tu nombre…
Aquí
y allá como una insignia,
volaba en papalotes y
en dedicatorias,
bautizando niñas,
surgiendo en los aviones,
estrenando avenidas
y líneas telefónicas.
Reía solitario en una barda…
También quise palpar
tu nombre,
descubrirlo
analizar su evolución lingüística
—la creación del origen
el sabor de sus pasos
los confusos ruidos del anonimato.
Tu nombre…
Evaporando mi lamento
sonido convertido en fantasías
que nunca agotaban significaciones
Tu nombre
—el símbolo sin tiempo
sin lugares
sin desgastes
ni siquiera cuando otros lo invocaran
muy lejos
muy lejos de mis labios.
No quise que fuera la soledad
de un relámpago,
una simple palabra
en el archivo oficial
tu nombre
moribundo
que no creí podía ser violado,
transitado,
cambiado
agotado en otro sustituto
al principio inexistente.
La espera que no cesa
un nombre simplemente
que desaparece,
era tu nombre
ese tu nombre
tu nombre
que nunca dije que
podría olvidarlo
y que ahora no lo escribo
porque no lo recuerdo...
(*) Del poemario Alejados del instinto. 3ra. Edición. 117 páginas. Serie Sentimiento # 12 Editorial Orbis Press. Turlock, California, USA. 2019. Más información en este mismo portal:
http://www.manuelmurrietasaldivar.com/libros/alejados_del_instinto2.html