¿Qué harás ahora
con tantas muertes que se están acumulando?
¿Dónde andan tus recuerdos
que ni siquiera te exigen enviar una señal?
¿Ya no aparezco en alguna luz de tus neuronas
ni en la triste debilidad de algún latido?
¿Acaso no miras hacia atrás,
hacia mí,
ni te provoca nada la vieja poltrona en la que me dejaste?
¿Es verdad que allá donde tú andas
no te dan un descanso
siquiera para medir tus soledades?...
Me dicen que eres ya casi una rutina,
máquina de cobrar y consumir,
que quizá eso es lo que te separa más de mí,
que eres un cuerpo
esclavizado en la materia
y ya no hay ni corazón ni espíritu que me invoque.
Te insisto que aún estás a tiempo,
que estoy desapareciendo en las distancias mudas,
la diaria indiferencia,
y que no descarto nunca
la posibilidad de tu regreso intempestivo…
Keyes, California, febrero de 2023